viernes, 27 de febrero de 2015

LA FORMACIÓN DE LOS PROFESIONALES DE LA SALUD EN INTELIGENCIA EMOCIONAL Y SABIDURÍA DEL CORAZÓN

 Según el Dr. José Carlos Bermejo, religioso camilo español, director del Centro de Humanización de la Salud de Madrid, España, doctor en teología pastoral sanitaria, máster en bioética, en counseling (...) autor del libro "¿Qué es humanizar la salud-Por una asistencia sanitaria más humana" (2003), afirma que humanizar constituye una exigencia ética, que proviene de la dignidad humana. Y que cualquier proceso de humanización pasa por la RELACIONES INTERPERSONALES.

El hecho de que la humanización no pueda escapar a la relación interpersonal nos invita a centrar nuestra atención en el influjo o influencia de los sentimientos en la humanización, en el proceso formativo de los profesionales de la salud, en el afrontamiento de las enfermedades y tratamientos de los pacientes y familiares, en las políticas de salud pública, etc.

En estos últimos años y a raíz del best-seller "Inteligencia Emocional" de Daniel Goleman, se está hablando abundantemente sobre la inteligencia emocional, porque los sentimientos impregnan el estilo relacional de los equipos de salud, interfieren en las relaciones de los agentes sanitarios y en los mismos procesos terepéuticos, así como en los juicios éticos, etc.

Cuando una persona enferma, ella y su núcleo familiar acuden a personas y organizaciones que le prestarán un servicio de salud, se establece una relación entre el usuario del sistema de salud y la que se produce entre los mismos miembros de los equipos que planifican y prestan los servicios ha de estar dotada de de UNA BUENA DOSIS DE INTELIGENCIA EMOCIONAL.

Los profesionales de la salud están muy acostumbrados a encontrarse con EMOCIONES INTENSAS en el ejercicio de su profesión. NO siempre-lo reconocen ellos mismos-LAS MANEJAN CON COMPETENCIA, porque TAMPOCO FUERON PREPARADOS EN INTELIGENCIA EMOCIONAL.

Es obvio reconocer la importancia del manejo de los SENTIMIENTOS DEL PROFESIONAL para realizar bien su tarea, para NO CAER PRONTO EN BURN-OUT -o Síndrome del Quemado, desgaste profesional-para no quemar las motivaciones y vivir saludablemente en medio de la intensidad de dolor que se da cita a su alrededor, para cualificar éticamente el cuidado.

EDUCAR EN INTELIGENCIA EMOCIONAL DEBERÍA SER OBJETO DE ATENCIÓN PARA LOS RESPONSABLES DE LOS PROGRAMAS FORMATIVOS-ACADÉMICOS de todos los agentes de salud para afrontar con competencia en la RELACIÓN CLÍNICA, donde el manejo de los sentimientos es tan pobre que se cae en frases hechas, espontáneas, donde la respuesta empática brilla por su ausencia. EDUCAR EN INTELIGENCIA EMOCIONAL O SABIDURÍA DEL CORAZÓN CONSTITUYE UN ÁREA DE HUMANIZACIÓN DE LA ASISTENCIA SANITARIA.

La inteligencia emocional según Goleman, es la capacidad de una persona de manejar con competencia una serie de habilidades personales (conciencia de uno mismo, autorregulación, motivación) y sociales (empatía, habilidades sociales, que están estrechamente relacionadas con ACTITUDES, en donde la madurez de una persona dependerá de la SANA INTEGRACIÓN DE LOS SENTIMIENTOS, EMOCIONES.

Nuestras emociones pueden afectar en gran medida a nuestra salud. Los sentimientos negativos, si son intensos  prolongados, pueden aumentar nuestra vulnerabilidad o dificultar la recuperación. Por otra parte, los estados más positivos, tienen efectos benéficos sobre la salud a pesar de que su impacto no sea tan fuerte como el de las negativas.Las emociones influyen en la salud también através de sus propiedades motivacionales, por su capacidad para modificar las conductas saludables o no saludables.

"El paciente, aunque reconozca que su condición es de peligro, puede RECUPERAR SU SALUD solamente con lo que le transmite la BONDAD DE SU MÉDICO" (Hipócrates). Esta frase nos da la pauta de que muchos pacientes se recuperaban en parte por el PODER DE SANAR, ese elemento de la "MEDICINA HUMANÍSTICA" presente en la relación clínica.

Una metodología socrática puede ayudar a los profesionales de la salud, a los pacientes y familiares a potenciar la AUTOCONCIENCIA y para aprender de la REFLEXIÓN sobre la propia experiencia.

A modo de conclusión, podemos terminar con Goleman, que "debemos destacar la importancia médica que supone la presencia de una enfermera o de un doctor EMPÁTICOS Y ATENTOS a sus pacientes, CAPACES tanto DE ESCUCHAR como de HACERSE OÍR. Esta relación clínica se vería fomentada si en la FORMACIÓN de los FUTURO MÉDICOS se INCLUYERA EL CONOCIMIENTO BÁSICO DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL O SABIDURÍA DEL CORAZÓN, ESPECIALMENTE LA TOMA DE CONCIENCIA DE UNO MISMO Y LAS HABILIDADES DE LA EMPATÍA Y LA ESCUCHA".
(Resumen realizado por el Lic. Ricardo Masqueda).
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