martes, 20 de mayo de 2014

FIBROMIALGIA, SÍ SE PUEDE

12 de Mayo, Día Mundial de la Fibromialgia. Una fecha en la que, como su nombre indica, tomar conciencia de que la fibromialgia tiene dimensión mundial. Las personas con Fibromialgia, sus familiares y los profesionales que se dedican a su estudio y abordaje, amplían la fuerza de su mensaje, mostrando que aún hay mucho camino por recorrer en materia de justicia social y reconocimiento de los derechos de las personas con fibromialgia. En la investigación, en diferentes áreas de la dolencia y su comprensión, así como en la rapidez y calidad en los diagnósticos, diferenciándola de otros males con síntomas similares. Y por supuesto, en la atención integral a las necesidades que surgen en materia de salud y adaptación a la enfermedad, por parte de la persona y su entorno, familia, pareja y grupo social.
         Para ello es importante, la actitud de defensa de los propios derechos, de divulgación personal sobre lo que es y no es, lo que cada uno necesita y no necesita. Entendida esta actitud como el derecho a mostrar el malestar que la fibromialgia trae y a solicitar al entorno las condiciones oportunas para un eficaz afrontamiento. Es frecuente escuchar comentarios del tipo: Yo no digo nada de la fibromialgia, no comento como estoy, ni me explico, la gente no quiere entender.
         Lo entiendo perfectamente, y durante mucho tiempo, lo he compartido. Hay dolor y cansancio, y rabia también detrás de estos comentarios, los produce la impotencia de ver como los demás llegan a dudar del sufrimiento o la dureza de la enfermedad, pues esta no se ve en forma de heridas, ni en un físico decrépito o consumido. Incluso puede que se vea a una persona con orgullo y dignidad, que no se permita salir a la calle más que mostrando una buena o aceptable imagen de sí misma, aunque el dolor o el cansancio la esté retorciendo por dentro (y a veces por fuera) y los demás entiendan esto como que “no estará tan mala cuando se pinta”. Menuda estupidez, a nadie se le ocurre pensar o comentar algo así, por ejemplo, cuando va a visitar a una persona amiga que tiene una enfermedad grave, como pueda ser cáncer, y se ha arreglado dándose un poco de color en la cara y se ha puesto una blusa bonita, ¿verdad?
         Es el momento de alzar aún más la voz, de no esconderse. Aceptar la enfermedad y por tanto adaptarse mejor a ella, supone esfuerzo, un esfuerzo importante que pasa por concienciar al entorno, sin buscar su compasión, pero expresando por derecho las propias necesidades. Alza tu voz, asume el protagonismo que tienes ante ti, arrebatándoselo al dolor, al cansancio, a la fibromialgia.
·         Se puede vivir sin estar atrapado en interminables, innecesarios e ineficaces tratamientos farmacológicos, que dañan aspectos muy importantes de la persona, convirtiéndola en adicta y consumidora crónica, para enriquecimiento de los laboratorios.
·         Se puede vivir sin sufrimiento, llegando a recobrar el disfrute e interés, por las personas, los proyectos personales, la vida misma.
·         Se puede vivir sin necesidad de tratamiento carísimos, que no curan, a pesar de sus anuncios milagrosos, respaldados en ocasiones por profesionales de la Salud, con exceso de ego y pobre conocimiento de la realidad.
·         Se puede seguir investigando, y de hecho lo hacemos, en Fibromialgia, pues todo no se sabe, a pesar de las carencias de fondos administrativos y recursos en general. ¿Acaso la investigación ha avanzado porque ha estado dotada de innumerables fondos y ayudas públicas?
·          Se puede superar, y se supera, el impacto que la fibromialgia trae a la vida de las personas, como muestran numerosos ejemplos de personas afectadas, que han aprendido y se han adaptado a los límites que la enfermedad impone.
·         Se pueden cambiar conciencias, privadas y públicas, con nuestro esfuerzo por sensibilizar, difundir y divulgar qué es y qué no es la fibromialgia, qué necesitan las personas que la tienen y qué actitudes pueden poner en marcha las personas de su entorno.
Pide, reclama, defiende, expresa. Vivir otra vida con fibromialgia es posible. Sí, se puede.

Fuente: www.brunomoili.com


 

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