Cada persona está en su
legítimo derecho de vivir, experimentar y expresar sus circunstancias como
considere o pueda. Esto es así en la salud, pero también cuando esta falta,
como ocurre en la fibromialgia. Exigirle lo contrario generalmente no sirve de
nada. En este sentido, hay quién se siente tan impregnado por su sufrimiento,
tan desencantado de lo mucho o poco que se ha hecho por ellos, que no quieren
oír hablar de nada que logre reflejar optimismo, esperanza o ilusión por lo que
pueda venir. Hay que aceptarlo, incluso comprenderlo, aunque cueste. Esa es su
posición frente a la enfermedad. Aunque lógicamente esto no sólo no ayuda, sino
que perjudica. Por el contrario, quien se permite alimentar el optimismo en su interior, consigue
resultados beneficiosos.
Teniendo claro que ser optimista no significa levantarse
por la mañana con el cuerpo intensamente dolorido y la mente espesa por la
falta de sueño, y pensar: «El dolor se va ir, nada me perturbará y el día será
maravilloso». No, esto no es
optimismo, ni un pensamiento positivo. Esto es irreal. Y tu fibromialgia es
real, muy real. Por tanto hay que tenerla en cuenta, no negarla.
Optimismo es pensar que a
pesar del dolor y la niebla mental, posiblemente, hay algo que puedas hacer en
ese preciso instante para sentirte mejor. Entonces buscas en tus recursos,
entre tus aprendizajes, aquello que alivia tu dolor, aquello que acalla tu
angustia, aquello que desentumece tu cuerpo. Cuando permites que esto ocurra,
tal vez estés construyendo un día mucho mejor para ti. Esto sí es optimismo.
http://brunomoioli.com/optimismo-y-fibromialgia-el-derecho-a-escoger/
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consultada en fecha, 2014, setiembre, 02.